5/11/08

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De pequeña era muchas cosas, entre ellas,
rubia. Crecí (esa pequeña tortura china) y pasé de un rubio a un castaño claro. Dada mi mirada limpia y mis ojos de un azul diáfano, se me sugería de una manera constante y recurrente que optara por las mechas rubias. Tras arduos dolores de cabeza y deliberaciones tomé la difícil decisión de aclararme al pelo hasta parecer peligrosamente rubia con todas las consecuencias que este hecho suponía. Pasó el tiempo y comenzó a crecerme el pelo de un irreverente castaño. En aquélla época busqué y encontré mi raíz rebelde y me resigné a la evidencia de que mi pelo ya no era rubio y que nunca más volvería a serlo.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno..seguro que así estás muy guapa!!

Mar Gallego dijo...

fíjate tú. yo siempre pensé que se me oscurecería con el tiempo y lo ha hecho pero no tanto. pero a mí si que me gustaría ser castaña