7/5/08



Se sentó en una mesa apartada de la cafetería, justo la que no se veía por fuera a través de los cristales. Pidió, para variar un poco, un descafeinado, vertió el contenido del sobre y comenzó a mover la cucharilla con cierto aburrimiento. Para que la soledad de su café pasara con cierta dignidad se puso a leer el sobre de descafeinado. En él la ingeniosa publicidad definía en cada sobre una palabra que comenzaba por des-. En el suyo aparecía la palabra “despertar”, tras la cual se encontraban estas palabras “mira hacia arriba y podrás contemplar lasestrellas”. Instintivamente, levantó su cuello envejecido, pero allí sólo encontró el gran techo de metal de siempre. Mejor ponerse a trabajar que la cafetería no se limpiaba sola.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La cotidianidad hecha arte, aúpa el arte!